El norte de Granada es tierra ignota, extrema, alta y dura, como su clima. Somos una de las provincias más montañosa de España, y aquí damos fe.

Estas tierras componen parcialmente la extraordinaria Depresión Intrabética, es decir, las comarcas de Guadix-Baza- Huescar, paso natural que los hombres han utilizado a través del tiempo, en su caminar del levante a Andalucía. Por aquí han pasado todos y aunque tierra pobre, ha sido disputada desde siempre, por su alto valor estratégico y mineralógico.

Sí, nuestras tierras son dadas al cultivo extremo y uno de los sobrevivientes que arraigó con fuerza fue el almendro. Y el olivo, pero sobre todo el almendro.

El fulguroso floramiento de este maravilloso árbol en toda la zona es un periodo casi mágico. podemos ver en tres o cuatro semanas cómo estos árboles pasan, de la dormición más profunda, al despertar más explendoroso.

No por casualidad el almendro es uno de los árboles frutales más nombrado en todas las culturas clásicas y bendito en el mundo mediterráneo.
En hebreo, el almendro se denomina SAQED, que vine a decir algo así como » VIGILANTE», porque es el primero de los árboles frutales que despierta de su letargo invernal, abre sus ojos y vigila que sus hermanos duerman, hasta que llegue la hora, algo más tardía, de su renacer anual, continuando el ciclo eterno de la vida.

Es un regalo que el cielo ha dado a estas tierras pobres, pero emocionantes y hermosas, como todo lo que está aislado, lejos.

Cuentan que en Córdoba, Abderramán III tomó por esposa a una esclava que venía de un lugar donde había nieve, quizá Granada, otros hablan del norte de Europa, el caso es que esta mujer no salía de su tristeza, aunque tenía todos los bienes que podían tener las más afortunadas, algo que llevó a su señor a preocuparse por la causa de esa melancolía.

Fue entonces cuando ella le dijo que tenía todos los lujos y caprichos, pero que allí no podía tener lo que ella tanto deseaba que no era otra cosa que ver los montes llenos de nieve, como en su tierra.

Para paliarlo Abderramán ordenó plantar todos los montes que rodeaban el palacio de Medina Azahara, con almendros, de tal forma que los almendros en su floración le recordaran una montaña de nieve, irreal, pero hermosa. Así se ven estas tierras en su floración mágica y «VIGILANTE».